sábado, 21 de noviembre de 2009

Alerta por el aumento de embarazos y el tabaquismo de las adolescentes

• Un millar de menores de 17 años iniciaron una gestación en el 2007, de las que un 70% abortó
• El 21% de las estudiantes de secundaria fuma en BCN, al igual que un 16% de los jóvenes de 16 años

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA


la salud de los barceloneses mantiene un apreciable buen nivel, a juicio de los epidemiólogos, salpicado de anomalías que empeoran e incluso parecen ser irresolubles. Una de ellas es el constante aumento del número de adolescentes que se quedan embarazadas, casi siempre sin pretenderlo: en el 2007, (último año del que se informó) fueron 978 las jóvenes de 15 o 16 años que iniciaron una gestación; en el 2006 fueron 824. La apreciación de que se trata de una anomalía surge del dato de las que abortaron: más del 70%, según el último informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB). Otras 95 jóvenes tuvieron su hijo. No en todas las culturas se considera prematura la maternidad a esas edades.
Dicho informe también destaca la cifra de mujeres de 16 o 17 años que se declaran fumadoras: un 21% en la actualidad. Consumen más tabaco que los chicos de esas mismas edades –un 16%–, y prácticamente lo mismo que la población de 60 años. Solo las superan los hombres menores de 44 años: un 40% de ellos fuma. A juicio de la presidenta de la ASPB, Isabel Ribas, las adolescentes tienen una escasa percepción del riesgo, incluso cuando mantienen actitudes que afectan a su salud. «Tendremos que idear campañas distintas, que sean eficaces en esas poblaciones», dijo Ribas. El hecho de que en la mayoría de indicadores negativos de salud destaque la población adolescente –más de un 50% no hace ejercicio físico, por ejemplo– no significa que, en conjunto, sea un colectivo enfermizo, aseguró Antoni Plasència, director general de Salut Pública de la Generalitat. «Los jóvenes catalanes tienen ahora mejor salud que nunca –afirmó–. Lo que ocurre es que, con ellos, nuestras actuaciones son carreras de fondo: los cambios en relación al tabaco, por ejemplo, se verán a largo plazo». Que mantengan conductas de riesgo en la juventud, no significa que de adultos vayan a ser personas con mala salud, apuntó Ribas.

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