martes, 15 de septiembre de 2009

Nuevos hallazgos sobre la adicción al tabaco


Adicción al tabaco
DiFranza, Joseph R.

fFente: 382 -JULIO 2008 - Colaboración de Alvaro




Nuevos hallazgos revelan que la nicotina crea adicción desde muy pronto. Los primeros cigarrillos provocan una alteración cerebral que estimula el deseo compulsivo de fumar.


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Durante la fase de especialización en médico de familia, aprendí cuanto se sabía sobre la adicción a la nicotina. Se venía admitiendo que las personas fumaban, ante todo, por placer, llegando así a crearse una dependencia psicológica hacia esa sensación agradable. La tolerancia a los efectos de la nicotina incitaba a fumar más a menudo.

Cuando el hábito alcanzaba una frecuencia crítica (unos cinco cigarrillos diarios) y el nivel de nicotina en sangre se mantenía constante, se iniciaba la dependencia física, al cabo de miles de cigarrillos y de años de fumar. Horas después del último cigarrillo, el fumador adicto sufría síntomas de abstinencia de nicotina: agitación, irritabilidad, falta de concentración, etcétera. Según ese modelo, los que fumaban menos de cinco veces al día no se consideraban adictos.

Eso afirmaba la doctrina recibida y eso creía yo. Hasta que, durante una revisión rutinaria, una adolescente me dijo que era incapaz de dejar el tabaco a pesar de llevar sólo dos meses fumando. Primero pensé que se trataba de un caso aislado, una excepción a la regla según la cual la adicción tarda años en aparecer. Se me despertó la curiosidad. Decidí ir al instituto local para entrevistar a otros estudiantes sobre esa cuestión.

Una muchacha de 14 años me contó que había fracasado en sus dos únicos intentos serios de dejar el hábito; lo asombroso es que había fumado sólo dos meses a razón de unos pocos cigarrillos por semana. Los síntomas que describía recordaban a los de los pacientes empedernidos de dos paquetes diarios. La rápida aparición de los síntomas en ausencia de un consumo diario contradecía la doctrina común sobre la adicción a la nicotina. Cuando me remonté al origen de esas teorías, descubrí que no pasaban de conjeturas poco probables.

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